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Rocío Nadales
Martes, 3 de junio 2025
El Mar Menor, una de las lagunas salinas más famosas del sureste de España, lleva años enfrentando graves problemas ecológicos. La contaminación por exceso de nutrientes, la urbanización rápida y los vertidos de aguas residuales han causado un crecimiento descontrolado de algas, pérdida de biodiversidad y episodios de falta de oxígeno en el agua que ponen en peligro este ecosistema tan apreciado. Recientemente, Félix López, catedrático de Ecología de la Universidad de Málaga y director del Instituto andaluz de Biotecnología y Desarrollo Azul (IBYDA), ha sido nombrado miembro del Comité de Asesoramiento Científico del Mar Menor (CACMM) por la Consejería de Medio Ambiente, Universidades, Investigación y Mar Menor del Gobierno de la Región de Murcia.
«Mi papel en el comité es evaluar las acciones que se están tomando y proponer nuevas medidas que puedan ayudar a recuperar el ecosistema del Mar Menor», explica López. Para él, la clave está en que todos, científicos, administraciones públicas y ciudadanos, trabajen juntos y con respeto por la complejidad del ecosistema.
Uno de los principales problemas que señala López es que la laguna recibe demasiados nutrientes que vienen del uso excesivo de fertilizantes en la agricultura y de las aguas residuales urbanas. «Este exceso ha provocado una explosión de algas que, cuando mueren, consumen mucho oxígeno del agua y generan episodios en los que no hay oxígeno suficiente para la vida marina», indica el experto.
Para solucionar esto, en el comité se están analizando distintas opciones, como mejorar en la gestión agrícola, hacer que las depuradoras funcionen mejor y, en algunos casos, controlar la presencia de medusas, que ayudan a filtrar y disminuir las algas. «Aunque la situación es compleja, con recursos y esfuerzo conjunto, podemos avanzar hacia la recuperación del Mar Menor», afirma López.
Además, una de las decisiones más importantes ha sido que el Mar Menor tenga personalidad jurídica, es decir, que pueda ser reconocido como un ente con derechos propios. Esto permite que la comunidad pueda proteger de manera más activa y participativa este espacio natural. «Que tenga personalidad jurídica significa que el Mar Menor puede ser protegido y defendido en los tribunales, y que la gente tiene un papel importante en su cuidado», comenta López.
A pesar de las dificultades, López mantiene la esperanza en que el Mar Menor se recupere. «En los últimos años, hemos visto mejoras en la calidad del agua y en las acciones que se están desarrollando«, explica. Sin embargo, también reconoce que aún queda mucho por hacer y que la colaboración de todos será esencial para lograr un cambio positivo.
Con su trabajo y experiencia, Félix López continúa impulsando soluciones para devolverle a esta laguna su equilibrio ecológico, consciente de que proteger el Mar Menor también es cuidar nuestro entorno y nuestro futuro. Gracias a esfuerzos coordinados y a la ciencia, todavía hay esperanza de que este ecosistema tan querido vuelva a lucir saludable en los próximos años.
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