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Cristina Jiménez
Domingo, 11 de mayo 2025, 21:18
A las siete en punto, el reloj marcaba el inicio del partido cuando el árbitro lanzó el balón al aire en el Sunel Arena. En el Pabellón José María Martín Urbano ya se escuchaban los primeros vítores y gritos de ánimo para animar al equipo.
El Unicaja tenía por delante un importante reto: una final más esta temporada. La Final Four de la Basketball Champions League que enfrentaba al equipo malagueño contra el Galatasaray.
El duelo por conseguir el título europeo representaba una cita clave para los aficionados malagueños. Fueron más de 400 los que, el pasado viernes, en el partido contra el AEK de Atenas, estuvieron apoyando al equipo en el pabellón de Los Guindos.
La cita se repitió este domingo para ver la gran final. Las entradas se agotaron en poco tiempo, gracias a una iniciativa del club para que los seguidores pudieran disfrutar del encuentro y vivirlo todos juntos.
Fueron 900 los cajistas que animaron al Unicaja en su camino a la gran victoria. Desde el primer momento, todos los presentes tenían claro que el equipo de la Costa del Sol se alzaría campeón en esta tarde de domingo.
El Unicaja comenzó el partido con fuerza, siendo superior al Galatasaray. Aunque ambos equipos mostraron imprecisiones en algunos tramos, el marcador al término del primer cuarto fue 13-19 a favor de los malagueños.
El conjunto de Estambul no se lo puso fácil en el segundo cuarto. Cuando parecía que las distancias podían acortarse antes del descanso, el pabellón de Los Guindos respiró aliviado con los tres tiros libres que Carter convirtió a solo siete segundos del final del segundo periodo.
El marcador en el descanso recordaba al del viernes: 31-37, y el equipo estaba cada vez más cerca de levantar el título. Los aficionados lo tenían claro: «¡Este partido lo vamos a ganar!», coreaban durante el tercer cuarto. Y no fue para menos, porque el Unicaja estaba demostrando que era el mejor. Taylor fue uno de los jugadores más destacados en este tramo, dejando tranquilos a los seguidores.
A pesar de algunos momentos de nervios, el equipo pudo encarar el último cuarto con un resultado de 49-56. Aunque durante los primeros cuartos los aficionados en Los Guindos estuvieron algo más callados, debido a la tensión propia de una final como esta, en el último cuarto llegó la fiesta al pabellón.
Fueron pocos los momentos en los que las bufandas no ondeaban al viento en Los Guindos. Los cajistas, inquietos en sus asientos, aplaudían con más fuerza. Empezaron tímidamente, pero conforme se acercaba el pitido final, el silencio desapareció.
El último tramo fue una auténtica celebración. Orgullo y alegría se reflejaban en los rostros de los aficionados, viendo el partidazo que su equipo estaba realizando en el Sunel Arena. Perry, con un gran triple, Kalinoski y Tyson Pérez hicieron vibrar al pabellón con su juego, provocando que se escuchara: «¡Sí, sí, sí, lo vamos a conseguir!».
A tan solo dos minutos del final, el equipo de la Costa del Sol ganaba por catorce puntos. La locura se desató ante la inminente victoria del equipo.
Cinco minutos antes de las 21.00 horas, el Unicaja conquistó en Atenas su segunda Champions. «¡Campeones, campeones!» era la melodía que retumbaba en el pabellón de Los Guindos. Vítores por el gran partido de los jugadores y cánticos para su entrenador: «¡Ibon tiene un plan!».
Una tarde de domingo que sabe a gloria, con la gran victoria del Unicaja. Han sido 900 los aficionados que vivieron, unidos a su equipo, el momento de alzarse con el título europeo. Aunque no pudieron estar en Atenas, desde Los Guindos no dejaron de levantar sus bufandas, hacer sonar sus aplausos y corear cánticos y vítores. Esta noche, el Unicaja y sus aficionados son campeones de Europa.
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