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Lunes, 9 de junio 2025, 02:00
La concentración convocada por Alberto Núñez Feijóo bajo el lema 'Mafia o democracia' movilizó ayer a miles de personas. Aunque el presidente del PP insistió ... durante los días previos en que se trataba de un llamamiento sin siglas, su mensaje en la Plaza de España se dirigió a apuntalar la candidatura de Feijóo ante las próximas elecciones generales urgiendo además esa cita. La confrontación entre los dos principales partidos, PP y PSOE, tiende a reducirse a la descalificación mutua.
Con el primero acusando al segundo de degradar el sistema de libertades heredado de la Transición amparando irregularidades, y con los socialistas despreciando a los populares por carecer de alternativas y mostrarse incapaces de hacerse con la calle. Pedro Sánchez y sus incondicionales se esmeran en parecer confiados en su imbatibilidad electoral y en el poder persuasivo de un relato que presenta todas las malas nuevas que rodean al Gobierno y al PSOE como artilugios reaccionarios generados por «la derecha y la extrema derecha». Hasta el punto de que el grueso de sus afiliados ha hecho suyo el discurso de una suerte de genuina inocencia. Mientras que Núñez Feijóo y su partido procuran alentar la esperanza en que el 'sanchismo' está condenado a un irremisible ocaso desde el momento en que el presidente del Gobierno ha resuelto apropiarse del partido socialista.
La salud democrática del país se resiente cuando los ciudadanos se ven interpelados desde los partidos y las instituciones para que recelen constantemente de las informaciones que reciben. Sobre todo si las reservas alentadas generalizando la denuncia de los «bulos» y el «barro» persiguen cuestionar la separación de poderes y la solvencia de su actuación pública. Y quienes así obran se obstinan en cerrar los ojos ante el descrédito que ello les reporta. Es la situación que atraviesa el PSOE en estos momentos.
Pero la legítima pugna partidaria pierde también entereza si una formación se siente obligada a manifestarse en la calle para denunciar el comportamiento de otra o condicionarlo. Del mismo modo que recurrir sistemáticamente a la acusación judicial debilita los resortes de la propia política. Hoy, los socialistas precisan autoconvencerse de que la concentración de ayer no afectó en nada a la posición de dominio que creen mantener desde la Moncloa. Aunque el PP está también necesitado de demostrar con más convicción y argumentos que la realidad paralela en la que se mueven Pedro Sánchez y los suyos resulta perjudicial para todos los españoles.
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