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Explorador, buceador técnico y divulgador, Antonio Moreno ha liderado junto a su equipo un hito en la espeleología subacuática: alcanzar los 140 metros de profundidad ... en una cavidad del nacimiento de Castril (Granada), convirtiéndola oficialmente en la cueva acuática más profunda explorada en España. Lo ha hecho sin poner en riesgo vidas humanas, gracias a un robot diseñado para adentrarse donde nadie se atrevía.
- Todo nace con un grupo de espeleología que fundaste, ¿no?
-El grupo de espeleologías se fundó en el año 2000 y lo fundamos 3 o 4 amigo que nos gustaba ir a este tipo de cosas. Decidimos darle una forma un poco más profesional, se fue moviendo poco y nuestro club ahora mismo tendrá 16 o 17 personas.
- ¿Cuál es el nombre de club?
-Grupo de Espeleología de Alhaurín el Grande, pero tendríamos que cambiarlo porque parece que tiene su sede allí. Yo por ejemplo ya no vivo en Alhaurín, estoy en Coín en estos momentos, aunque siempre me gusta ir por allí.
-Ha descubierto, junto con su equipo, la cueva acuática más profunda de España en la Sierra de Castril. ¿Cómo llega hasta ese punto?
-Soy técnico deportivo en espeleología, se puede decir así como que soy el monitor. He explorado mucho y conozco bastantes sitios sobre todo en la zona de la Sierra de las Nieves, que ahí se encuentra la cueva más profunda de toda Andalucía, en Tolox, que tiene unos 1.100 metros, pero es area. Otra cosa además es que me gusta tanto el buceo como la tecnología, entonces empezamos a probar estas máquinas en zona donde fuera de fácil acceso y no hubiera una gran dimensión.
Empezamos a mirar algunas minas y partes inundadas, donde se mantienen hay cosas muy chulas que todavía no están vistas. Todo esto mientras seguía probando e invirtiendo en máquinas, cada vez más buenas y continuamos por las galería, donde hicimos muchas exploraciones, aunque eran un poco misiones imposibles porque eran muy complicadas y ya requería un material técnico y un nivel de buceo muy específico y muy duro.
-¿Por donde empezaron?
-Fuimos hacia el nacimiento de la Buitrera que es conocido comúnmente como 'el Charco del Moro' y con la maquina llegamos a alcanzar hasta los 87 metros de profundidad y ahí se paro porque no llegaba a más.
-¿Y surge la idea de ir a la Serranía de Castril?
-Sí, Castril es un nacimiento muy grande, que lo vi por primera vez cuando hice el curso de monitor. Me dijeron que por ahí no entraba nadie, de esto te hablo de hace 15 o 20 años. Entonces los primero que entraron solo me decían que los espacios eran muy pequeños, que había zonas que se derrumbaban, la publicaciones sobre esta zona eran muy escuetas...Entonces me puse con la mosca detrás de la oreja y tenía muchas ganas de ir.
-Ahí es cuando empieza a documentarse.
Exactamente. Empiezo a ver por Facebook que el primero en entrar llega a los 60 metros pero claro a partir de esa cota ya no es un aire normal y necesitas meter el 'timming' (una mezcla de helio) entonces son situaciones mucho más complejas y delicadas porque tienes que llevar muchas botellas de apoyo y la gente decide dejar de explorar por el riesgo que conlleva.
-¿Tan complicada es esa cueva?
-Estamos hablando de sitios muy estrechos que casi no se cabe con el equipo de buceo y hay que pasar con una botella muy pequeña. Los primeros 20 metros son muy jodidos. De hecho, en el video que he subido de la exploración se ve como el robot se va golpeando y eso provoca que mucha gente se eche para atrás.
-¿Ahí es cuando decide ir con su robot a ver la profundidad?
-Ellos llegaron a alcanzar los 80 metros de profundidad y decido llevar mi robot para ver hasta donde llega. En el primer vídeo que hicimos llegamos hasta los 100 metros y ahí el robot se paró, pero vimos que la cueva seguía para abajo. Entonces decidí volver una segunda vez, mejor preparado ante algunas complicaciones que había, pero la pantalla desde donde controlo al robot me dice que estoy excediendo el límite del robot, aunque consigo alcanzar los 103 metros.
- ¿Y hasta dónde ha llegado?
-Hemos conseguido llegar hasta los 140 metros. El robot tiene una línea de cable que pasa por zonas muy complejas, con curvas y quiebros, como un zigzag. Incluso vimos una «falla» vertical de unos 20 metros que el robot logra sortear, lo que nos permitió confirmar que la cueva sigue. Y ahí es cuando lo supimos: hemos batido el récord. Es oficialmente la cueva acuática más profunda explorada en España.
-Estamos hablando de un descubrimiento histórico
-Sí. Yo ya tenía la intuición. Sabía que había cuevas profundas en Burgos, como Fuente Azul, donde se llegó a 135 metros, pero ahí el agua empieza a subir, no se puede seguir bajando. En cambio, aquí en Castril, el robot ha superado esa cota y todavía hay continuidad. Y todo esto sin poner en riesgo vidas humanas. Es una forma segura, tecnológica y precisa de explorar lo inexplorado.
-¿Habéis tenido una gran respuesta institucional?
-Muy poca. Desde Castilla-La Mancha sí hemos recibido apoyo. Pero en Málaga, nada. Hemos pedido subvenciones y solo nos daban 500 euros al año, y eso si las justificabas muy bien. Ahora todo son fondos privados. Por suerte, algunas empresas fabricantes están viendo potencial en esto
- Pues parece un hito importante...
-Lo es. Me parece un hito a nivel nacional, y me sorprende que desde Málaga no lo estén aprovechando. Antes, a través del deporte, conseguimos dinero para operaciones punteras. Pero ahora la federación está más desconectada. El club está cansado, y a pesar del impacto del descubrimiento, cuesta mover apoyos.
-Sin embargo, ha tenido repercusión...
-Sí, me llaman de muchos sitios. He estado en Carmona, en Alcalá de Guadaira donde hay un molino antiguo muy singular... Todo eso interesa mucho. Además, estoy dentro del Grupo de Exploración Subterránea de Andalucía, que tiene convenios con ayuntamientos. Ahí nos apoyan más.
-Su caso es bastante particular, no solo descubre sino que también divulga.
-Me gusta que los vídeos sean claros, didácticos y que lleguen a todo el mundo. No quiero hacer algo sólo técnico. El último tiene 18 minutos y muestra todo el descenso. En YouTube funciona muy bien, aunque las redes no siempre ayudan. Este último vídeo llevaba ya más de 40.000 visitas en pocas semanas.
-¿Y de ahí vienen los apoyos?
-Exacto. El patrocinador mira las visitas, la repercusión, y ve si merece la pena. Gracias a eso pude pedir una batería de 2.500 euros. Para ellos no es mucho, pero para nosotros es clave. TikTok, Instagram... todo ayuda, pero ahora mismo YouTube es lo que mejor nos funciona.
-¿Y que viene ahora?
-Seguir explorando. Estoy tramitando permisos para volar drones, aunque es difícil con tanta burocracia. Quiero grabar la zona de Hernán Perea, un campo de colinas muy característico en Cazorla. Es un lugar espectacular que aún no se ha documentado bien. Para mí, todo esto es una forma de dejar constancia, de divulgar y de inspirar a otros a seguir explorando.
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