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En España hay 300.000 niños y niñas que buscan un nombre para su enfermedad. Son la mitad de los pequeños con alguna enfermedad rara ( ... unos 600.000) y que no tienen un diagnóstico preciso que permita poner nombre a una patología que generalmente tiene una base génética (el 80% de los casos). Los que buscan respuestas y por tanto un camino al tratamiento no lo tienen fácil: se tarda una media superior a los seis años en recibir un diagnóstico y uno de cada cinco ha tenido que esperar más de diez años. «Esa media es inaceptable. Ningún niño debería esperar más de un año para obtener un diagnóstico», dice Juan Carrión, presidente de la Federación Española de Enfermedades Raras (Feder). Precisamente, la reciente Asamblea Mundial de la Salud, el máximo órgano de decisión de la OMS, apoyó una propuesta conjunta de España y Egipto para que una persona con una sospecha de enfermedad rara o minoritaria tarde menos de un año en poder ser diagnosticada.
Para acelerar estos plazos, dar visibilidad al problema y lograr recursos que permitan aumentar la tasa de diagnóstico a través de los investigadores de los 30 hospitales de la red Únicas (un ecosistema de alianzas creado en 2021 que busca ofrecer una respuesta coordinada a los pacientes con enfermedades minoritarias), el hospital San Joan de Déu de Barcelona y la Feder han lanzado una campaña bajo el nombre de 'El viaje de Nica'. Se trata de una iniciativa de sensibilización y captación de fondos que tiene como protagonista a Nica, una muñeca que viaja por España de mano en mano recreando el peregrinaje que muchas familias de niños con enfermedades raras se ven obligadas a hacer buscando un diagnóstico para su hijo.
Un centenar de familias ya han puesto a circular las primeras cien Nicas. Cada muñeca tiene un código QR que da acceso a una web donde se puede conocer el caso de la familia que la ha puesto a viajar y realizar la donación. Noah Higón, la joven valenciana con siete enfermedades raras, ha sido la primera madrina de Nica, que también cuenta con el apoyo de AstraZeneca. «Ser parte de este viaje es un honor porque representa la lucha de tantos niños y niñas que como yo siguen buscando respuestas».
Para Toni y María, padres de Martina, una niña de 10 años con diagnóstico de acidura metilmalónica con homocistinuria (un trastorno genético que puede provocar daños cerebrales y retraso psicomotor), «campañas como ésta nos dan visibilidad y esperanza porque cuando convives con una enfermedad rara a menudo te sientes solo, perdido y sin respuestas».
Uno de los retos de Únicas es ampliar el número de niños que forman parte del programa de pacientes sin diagnóstico. Son menores a los que han sometido a todas las pruebas diagnósticas pero continúan sin saber la patología que tienen, y a los que se les realiza un estudio genético avanzado. El programa se llama Impact-Genómica y cuenta con un presupuesto para analizar el genoma de 800 pacientes en los próximos dos años. 'El viaje de Nica' también busca financiación para ampliar el alcance del programa y poder ofrecerlo al máximo número de niños posible.
Encarna Guillén, jefa del área de Genética del Sant Joan de Déu y directora estratégica del proyecto Únicas de este centro hospitalario –el que más niños con enfermedades raras atiende de España–, admite que conocer el diagnóstico «no es todo, pero lo cambia todo. Sin diagnóstico», apunta, «no hay pronóstico, no se sabe cómo evolucionará la enfermedad ni es posible abordar la causa y tampoco podemos conocer cómo se transmite, ni prevenir otros casos en la familia mediante el asesoramiento genético». La experta subraya la importancia de estos estudios genómicos para poder establecer un programa de seguimiento y un tratamiento, si no específico sí al menos sintomático y preventivo. «Por eso digo que el diagnóstico es un punto de partida indispensable».
Para Guillén, «conocer la alteración genética del niño nos permite seguir investigando sobre esa vía molecular afectada para poder identificar, potencialmente, un tratamiento». Ahora mismo solo cuentan con tratamiento específico un 6% de las enfermedades raras. Y esos mismos análisis, precisa la doctora, permitirían conocer el riesgo de volver a tener un hijo afectado y ofrecer a las familias opciones reproductivas que pueden ayudar a prevenir nuevos casos». Así que Guillen anima «a todos» a acompañar a Nica en este viaje.
Juan Carrión, presidente de Feder, sostiene que no tener un diagnóstico es una de las situaciones más angustiosas que puede vivir una familia. «Ya es difícil convivir con una enfermedad rara, pero no saber cómo se llama, qué la provoca o cómo va a evolucionar añade incertidumbre y miedo». Al igual que la doctora Guillén, Carrión admite que el diagnóstico no lo es todo, pero lo cambia todo. «Sin él no hay pronóstico, tratamiento adecuado ni posibilidad de acceder a terapias o de prevenir nuevos casos en la familia. Es como caminar a ciegas. Por eso, desde Feder llevamos años trabajando para que ninguna familia tenga que pasar por ese camino en soledad». Por eso confía en que campañas como 'El viaje de Nica' logre visibilizar una realidad que sigue siendo invisible para muchos. «Cada muñeca Nica simboliza ese largo camino que muchas familias recorren en busca de respuestas. Queremos que llegue al mayor número de personas, que emocione y que movilice. Y, sobre todo, que los fondos recaudados permitan que más niños accedan a estudios genéticos avanzados que les acerquen a un diagnóstico. Cada diagnóstico es una oportunidad para mejorar la vida de un niño y de su familia», apostilla.
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